Bogotá, enero 4 de 2021

 

¿En que consisten los cinco proyectos que radicó en el Concejo de Bogotá?

AP: Buscaremos que hacer peleas de gallos sea prácticamente imposible porque lamentablemente no podemos prohibirlas. Propondremos que en las entidades públicas y actividades oficiales exista una oferta de alimentación sostenible, saludable y ética, o sea, libre de productos derivados de explotación animal. Plantearemos una reforma al Código de Policía para hacer más eficientes y garantistas los procedimientos relacionados con la atención de casos de maltrato animal. También propondremos que los colegios públicos deban incorporar proyectos y contenidos de protección animal en todos los niveles educativos. Buscaremos que las cuidadoras de animales y sus hogares de paso sean formalizados y apoyados. Y a mediados de año radicaremos un proyecto para seguir disminuyendo el uso de pirotecnia.

¿Estos proyectos tienen costos adicionales para el presupuesto de la ciudad?

AP: No. Como tampoco los tienen los ya aprobados sobre corridas de toros y esterilización, y el que está en trámite sobre prohibición del comercio de animales vivos en plazas de mercado y de aves ornamentales en general. Los asuntos a los que se refieren los proyectos están relacionados con metas y programas del plan de desarrollo en los que trabajamos con la administración distrital.

¿Por qué son importantes estos proyectos en medio de la pandemia?

AP: Porque debemos seguir avanzando en todos los frentes. Si algo claro dejan esta pandemia y las anteriores es que su origen es el abuso que hemos ejercido sobre los animales. Lo peor que nos puede pasar es quedar secuestrados administrativa y presupuestalmente por el Covid. No podemos convertir la pandemia en una excusa para olvidarnos de asuntos fundamentales, como la protección de la vida de los seres más indefensos, o permitirle al Estado que la use como cortina de humo para seguir evadiendo deudas históricas. Las reivindicaciones sociales y las nuevas agendas ciudadanas deben seguir en pie de lucha.

¿La pandemia del Covid ha conllevado algún cambio en su agenda animalista?

AP: Sin duda. Cuando el hambre y la muerte amenazan hay que mitigar riesgos, evitar sufrimientos y disminuir muertes. Tan pronto se decretó la cuarentena en Bogotá creamos la Ruta Animal, una campaña ciudadana que, durante nueve meses, nos permitió llevarles alimento a casi 12 mil gatos y perros rescatados o que viven en las calles. En la segunda fase de la Ruta enriquecimos hogares de paso mejorando las condiciones de vida de 638 animales. Sin embargo, no hemos suspendido nuestro trabajo normativo. De hecho, asumimos la presidencia de la comisión del plan y sacamos adelante el plan de desarrollo, 31 proyectos de acuerdo y 35 debates de control político.

También la vimos atendiendo temas nacionales

AP: Los dramas de la pandemia no tienen fronteras. Gracias a la Ruta Animal pudimos enviar recursos a 6 zoológicos del país, a 4 santuarios de animales domésticos y silvestres y apoyar algunos rescates en diferentes ciudades. También radicamos dos proyectos de ley en el Congreso, uno sobre etiquetado de huevos para identificar los sistemas de crianza de jaula, galpón y pastoreo; y otro para prohibir el cruel transporte de animales vivos por vía marítima.

¿Qué viene en su agenda para este 2021?

AP: Más calle y más territorio. Con la segunda ola de la pandemia decidimos organizar la tercera fase de la Ruta Animal. La dedicaremos a esterilizar gatos y perros que malviven y sufren en las calles, no solo de Bogotá. Lanzaremos una campaña llamada “2021 esterilizaciones por Colombia” y viajaremos a algunos de los municipios donde el abandono del Estado y la indolencia de sus gobernantes han profundizado el maltrato a los animales.

¿Cómo está la protección animal en el país?

AP: Muy mal. Ni siquiera ha nacido la política nacional que logramos incluir en el plan nacional de desarrollo de Duque. Metimos una acción de cumplimiento, pero ya lleva más de un año de retraso. Además, aún hay gobernantes que miran el tema con desdén o se hacen los locos ante las exigencias de los ciudadanos. No les da nada ver a animales sufrir y morir en sus narices. No hay medidas de protección de gatos y perros, el tráfico y comercio de animales silvestres sigue galopante, no han terminado de sustituirse los vehículos de tracción animal, los animales cautivos en zoológicos mueren de tristeza, hambre y soledad, los animales explotados para consumo carecen de toda protección, y la tortura de animales en prácticas de entretenimiento cruel todavía goza de protección, por dar solo unos ejemplos. Elevar a categoría constitucional los derechos de los animales sería un paso tremendamente importante.

¿Estado negligente vs gente empática?

AP: La macroeconomía del Estado contrasta con su microempatía por los animales. Por fortuna hay entre los ciudadanos mucha solidaridad. Es con ellos con quienes hemos conseguido los recursos para atender emergencias y situaciones cotidianas de abandono y maltrato animal. Seguiremos pasando el sombrero y poniendo de nuestros recursos para sacar adelante proyectos como el de la Ruta Animal. Si el Estado no avanza, la gente sí.

 

Para más información:

Andrea Padilla Villarraga, PhD | concejal animalista de Bogotá