• Gracias a un sistema de etiquetado, los consumidores de huevos podrían saber si estos vienen de una gallina criada en jaula, galpón o pastoreo.
  • Desde 2024 estaría prohibida la exportación de animales vivos por vía marítima, con fines de consumo, engorde o producción.

Bogotá, julio 20 de 2020

Etiquetado de huevos. El senador Juan Luis Castro y la concejal animalista de Bogotá Andrea Padilla, junto a la organización Animales Latinoamérica, presentaron un proyecto de ley para garantizarles a los consumidores de huevos el acceso a la información sobre los sistemas de crianza de las gallinas. El proyecto busca que los consumidores sepan si los huevos que consumen provienen de gallinas criadas en jaula, galpón o pastoreo y puedan hacer un consumo conciente y responsable.

En un año, contado a partir de la entrada en vigencia de la ley, los productores y comercializadores de huevos estarían obligados a informar cuál sistema de producción usaron, mediante una etiqueta frontal y visible. Además, en toda publicidad sobre huevos, debería comunicarse cuál fue el sistema de producción usado y se prohibiría el uso de imágenes que puedieran confundir al consumidor. Quienes no etiquetaran los huevos o inducieran a error a los consumidores tendrían que pagar multas de hasta 10.000 salarios mínimos. Este dinero sería usado en beneficio del sistema de pastoreo en el que las gallinas viven libres.

Con esta ley, los consumidores de huevo podrían saber si las gallinas vivieron en condiciones mínimas de bienestar o si, por el contrario, pasaron su vida hacinadas, inmovilizadas y en las peores condiciones de crueldad. El propóito es fomentar un consumo informado que contribuya al fortalecimiento del bienestar animal en los procesos de producción de alimentos.

¡No más barcos de la muerte! Este es el lema con el que el representante a la cámara Oswaldo Arcos y la concejal animalista de Bogotá, Andrea Padilla, presentaron el proyecto de ley para acabar con la exportación marítima de animales vivos con fines de consumo, cría, levante, producción o engorde. El proyecto fue construido con la organización Animals International.

De aprobarse esta iniciativa, a partir del 1 de enero del 2024 se prohibiría esta práctica cruel e innecesaria. Mientras entra en vigencia la ley, las empresas navieras o exportadoras de animales vivos tendrían la obligación de cumplir con las recomendaciones de la Organización para la Sanidad Animal (OIE), en lo referente al bienestar de los animales, y las reglamentaciones de la Organización Marítima Internacional (OMI) y su convenio, para prevenir la contaminación por los buques (MARPOL). Además, dichas empresas tendrían que solicitar un certificado de sanidad y bienestar al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).

Las empresas que incumplieran alguna o varias de esas disposiciones serían sancionadas con la suspensión inmediata del permiso para exportar animales durante un plazo de 6 meses, sin perjuicio de las sanciones a las que hubiese lugar por maltrato animal.

Organizaciones animalistas en Colombia y en el mundo han demostrado que los animales exportados vivos por vía marítima son sometidos a tratos crueles y degradantes durante su transporte a países de Oriente Medio. Colombia participa de esta actividad, con cargamentos de hasta 100 mil bovinos anuales a países como Egipto, Líbano, Iraq y Jordania.

En esos trayectos, que duran en promedio 30 días, los animales, que pueden ser hasta 40 mil en un solo buque, padecen hacinamiento, asfixia, privación de agua y alimento, enfermedades, fracturas y muerte por aplastamiento. Sus excrementos pueden alcanzar hasta un metro de altura, lo que hace que los animales se cubran de sus propias heces. Incluso, que mueran ahogados o asfixiados por infecciones o por la contaminación del agua y la comida. Además, sus cadáveres y desechos son arrojados al mar. También se han hallado cargamentos de droga en algunas de estas embarcaciones. La actividad, además de cruel, es innecesaria, dado que existe la exportación de carne refrigerada o “en canal”.

Andrea Padilla Villarraga, PhD | Concejal animalista de Bogotá